Por: Arisdahi Romero
En un episodio que pone de manifiesto la fragilidad del Estado de derecho en algunas comunidades, la colonia Nuevo Amanecer, ubicada cercas de la vieja estación del tren, se enfrenta a una situación alarmante: la invasión de terrenos por parte de un individuo que, según los residentes, tiene vínculos con el mismo ayuntamiento que debería protegerlos.

Adriana Millán Gómez, presidenta de la colonia, ha alzado la voz en defensa de los derechos de sus conciudadanos. «Es lamentable que tengamos que lidiar con estas situaciones. Nos esforzamos por construir nuestro patrimonio y, sin embargo, hay quienes creen que pueden venir a arrebatarlo», declaró Millán en una reunión reciente con los habitantes.
El invasor, identificado como Margarito Nava Patiño, ha hecho su aparición en más de una ocasión, desafiando las acciones previas de las autoridades para liberar el área. «A pesar de que las autoridades han intervenido, este individuo parece tener una protección especial. Asegura tener influencia y conexiones cercanas con altos funcionarios», añadió Millán, visiblemente frustrada.

Los residentes no solo están preocupados por la pérdida de sus propiedades, sino también por el mensaje que esto envía sobre la impunidad en el ejercicio del poder. «Queremos hacer un llamado a Manuel Esquivel Bejarano para que no respalde este tipo de acciones. Los ciudadanos trabajamos duro por lo que tenemos y no permitiremos que otros vengan a destruirlo», enfatizó.
La comunidad de Nuevo Amanecer se ha mantenido unida frente a esta adversidad. «Somos pocos, pero estamos decididos a cuidar nuestro hogar. No vamos a permitir que nadie invada nuestros terrenos; si quieren hacerlo, que lo hagan en otro lugar», concluyó Millán.

Este caso no solo resalta los problemas de invasiones territoriales en zonas vulnerables, sino también la necesidad urgente de un sistema judicial más robusto y efectivo que proteja a los ciudadanos ante los abusos del poder. La voz de Nuevo Amanecer resuena como un grito colectivo por justicia y respeto a la propiedad privada.
La lucha apenas comienza, y mientras las autoridades tomen nota y actúen con firmeza, los habitantes de esta colonia seguirán firmes en su determinación: el patrimonio es sagrado y no será vulnerado sin resistencia.